Desde que el Presidente López Obrador llegó al poder, ha exhibido en Palacio Nacional a los que llama sus “adversarios”, los fifís, los machuchones, los neoliberales, los corruptos, los conservadores.
Hoy, a tres años de gobierno, la lista de quienes percibe como enemigos sigue creciendo. Ha sumado a los periodistas, los ambientalistas, las feministas y a los religiosos “desmemoriados”. Pero el miércoles y jueves sus palabras superaron los límites de lo humanamente sensible. Llamó a Carlos Alazraki, un hombre judío, “hitleriano” y enfatizó: “es seguidor del pensamiento de Hitler”.