Durante los últimos cuatro años, el presidente López Obrador ha insistido en que gobierna para el pueblo… Pero el “pueblo” no somos todos los mexicanos… Cada mañana nos divide en dos costales… De un lado el pueblo bueno y sabio… Y del otro sus adversarios, los conservadores, los fifís… Los destinados al basurero de la historia… Ayer dijo que eso no es polarización… Sino politización… Se equivoca, Presidente… Maneja muy mal esos conceptos y quiero explicarle por qué… Pienso en dos casos que lo ilustran muy bien… El primero es el de la diputada Adela Ramos Juárez, la única mujer de Morena en San Lázaro que votó contra la Reforma Electoral… Dijo que su voto la tenía tranquila… “Voté por lo justo, aunque el pueblo no lo entienda ahora”, dijo… Pero la atacaron muy fuerte… La han llamado traidora, piden su expulsión del partido… No quieren explicaciones, sino su cabeza… Y esa es una muestra de polarización nociva… Es blanco o negro… No hay matices para dialogar, menos para disentir… El otro ejemplo es el de la senadora panista Xóchitl Gálvez… En su participación en la FIL de Guadalajara dijo que está de acuerdo con los apoyos sociales que otorga el Gobierno… Pero agregó que deberían ser temporales, porque se deben crear a la par fuentes de empleo, competencias laborales… Y aquí cito, afirmó sin titubeos que son “necesarios”... Bueno, pues el Presidente o no escuchó bien o le contaron mal, porque el lunes salió a acusar a Xóchitl de querer quitar las pensiones para adultos mayores en caso de obtener la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México… Urge romper ese ciclo de polarización… Y entonces sí, politizar en serio…