La ley japonesa señala que aquellos miembros femeninos de la familia imperial llegan a perder su estatus real si contraen matrimonio con un “plebeyo”, la regla no aplica para los miembros masculinos. A pesar de esto, mediante una conferencia de prensa declaró que su boda con Komuro era “inevitable”, sin importar la oposición a la que se enfrentaban.
‘BBC’ señala que Mako rechazó el pago que se le ofrece a las mujeres de la realeza cuando pierden su título (1.3 millones de dólares), asimismo, no realizó los ritos tradicionales para una boda real, por lo que se convierte en la primera miembro femenina de la familia en rehusarse a ambas costumbres.
La princesa recibió un diagnóstico de Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) este año luego de que su compromiso se viera rodeado de un escándalo financiero, acoso por parte de la prensa y estar tres años separada de su prometido, señalando que las noticias “incorrectas” que se difundieron de su ahora esposo le generaron “gran temor, estrés y tristeza”.
De acuerdo con 'Reuters', se espera que la pareja viva en Nueva York, esto luego de que Mako solicite su primer pasaporte