La posibilidad de contar con una vacuna contra el nuevo coronavirus de origen chino es lejana. La doctora Lucía Bricks, experta en el tema, señaló que el proceso de desarrollo de una vacuna tarda en promedio 10 años.
Pero ese tiempo es tan solo una aproximación. Pasaron siete décadas antes de que la vacuna del dengue estuviera disponible y aunque desde hace varios años diversos laboratorios cuentan con inversión para el desarrollo de las vacunas contra VIH y hepatitis C, éstas no se han concretado porque hay “agentes muy difíciles de trabajar”, comentó.
La también directora para Latinoamérica de una compañía farmacéutica europea explicó que para empezar a desarrollar la vacuna contra el nuevo coronavirus hace falta más información sobre la nueva cepa, pues la que se tiene hasta ahora es muy limitada.
Agregó que para identificar los antígenos que se deben incluir en la vacuna es necesario conocer con precisión el origen del nuevo virus, su inmunogenicidad, su actuación, sus formas de transmisión, entre otras.
Y una vez diseñada la posible solución, vienen las fases de experimentación con animales y posteriormente el testeo con humanos, para lo cual debe conocerse el grupo poblacional al que más afecta la enfermedad, abundó.
Finalmente vienen las fases de identificación de la fórmula más apropiada, la cual debe ser sometida a un nuevo testeo más amplio y duradero, y se concluye con la fase de eficacia.
“Cuando una enfermedad detona un problema de salud pública siempre va a haber interés en el desarrollo de vacunas”, pero “el programa de desarrollo es bastante largo y depende de los conocimientos que lleguen sobre este nuevo agente”, apuntó la médica pediatra graduada por la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo, en Brasil.
El Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió no declarar estado de emergencia global por el brote de coronavirus (2019-nC0V) hasta el momento, después de evaluar las condiciones del padecimiento surgido a finales de diciembre en China.
En conferencia de prensa, las autoridades de salud establecieron que a causa de la evolución de la epidemia y la baja tasa de víctimas a nivel mundial no requiere una declaración global de emergencia, aunque invitaron a los países que reportan contagios a apegarse a las recomendaciones emitidas.
Precisaron que debe considerarse que esta declaración no significa que la enfermedad no es preocupante, pero el que aún se mantenga en una sola zona significa que ha sido controlado lo suficiente hasta el momento.
Los países deben estar preparados en cualquier momento para un brote y el desarrollo potencial de la enfermedad, por lo que es necesario que se encuentren atentos a las recomendaciones de la OMS, que son abiertas para quienes ingresen a la página who.int/es
Se debe recordar que, a pesar de no tener un perfil claro de las víctimas potenciales, al menos un cuarto de las infectadas y el total de quienes perdieron la vida sufrían enfermedades como hipertensión o diabetes que desgastan de forma previa sus sistemas inmunes.
Hasta el momento los infectados de persona a persona solamente han sido aquellos cuidadores que trataron a los enfermos que contrajeron el nuevo coronavirus, ya sean los familiares o los integrantes del personal médico.
Hasta el momento 18 personas murieron a causa de este padecimiento y todas habitaban en China, por lo que el gobierno local decidió cerrar cuatro ciudades para evitar la propagación, entre ellas Wuhan.