En días recientes la palabra ‘huachicol’ se dice y escribe en los medios de información de manera constante, los ciudadanos hablan a cerca de este sistema millonario de robo de combustible, ente el cual el Gobierno de México ha impuesto un plan de combate.
El robo de combustible en México es un problema que lleva muchos años mermando en las finanzas del Estado. De acuerdo con cifras oficiales, las pérdidas anuales por esta práctica alcanzan los 60 mil millones de pesos.
Durante la campaña del presidente Andrés Manuel López Obrador, el combate al ‘huachicoleo’, fue una promesa y en el primer mes de su mandato se han llevado a cabo las estrategias para frenarlo.
Derivado de este control y cierre de ductos que transportan el combustible, algunos estados del país se han visto afectados por un retraso en el traslado del hidrocarburo, pues ahora se hace a través de un sistema de pipas, mismo que es más tardado, sin embrago, el propio presidente ha anunciado que se trabaja en normalizar el abasto y ha sido muy enfático en aclarar que no hay escasez del producto.
Esa palabra se adaptó al castellano ‘huache’, que comenzó a utilizarse de forma despectiva.
No obstante, la UNAM señala otra hipótesis que dicta que proviene de la etnia de los Guachichiles o Guaches a los que se les relaciona con el consumo de bebidas alcohólicas extraídas de la tuna, mezquite y maguey.
Por su parte el Diccionario de Mexicanismos describe que ‘guache’ puede ser utilizado como sinónimo de falso o mala calidad.
Así en la actualidad se le conoce al combustible robado como ‘huachicol’ y ‘huachicoleo’ al acto ilegal de obtener hidrocarburos.
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