La Federación de Gimnasia de Estados Unidos informó esta mañana que la atleta, Simone Biles, no participaría en la búsqueda de la medalla olímpica en la final por equipos de gimnasia y que sería sustituida por Jordan Chiles. En un primer momento se pensaba que Simone estaba lesionada, sin embargo, fue la propia atleta la que en una conferencia de prensa confirmó su salida debido a que priorizará su salud mental.
One of the most remarkable mixed zone press conferences I’ve known. In which Simone Biles described pulling out of tonight’s team event because she had to put her mental health first. Says she was inspired by Naomi Osaka among others #Olympics #ArtisticGymnastics pic.twitter.com/p3Rli5S7J0
— Ian Herbert (@ianherbs) July 27, 2021
El caso de esta gimnasta en los Juegos no es el único en la historia del deporte.
El nadador australiano, Ian Thorpe, fue cinco veces campeón olímpico pero desde la adolescencia sufrió una grave depresión que lo llevó en 2014 a estar hospitalizado, tomar tratamiento y aceptar su homosexualidad. Hecho que fue aplaudido por personalidades del deporte, ya que pensaban que su valor ayudaba en contra de la homofobia.
La tenista Naomi Osaka, quien fuera eliminada este martes de la competición olímpica, admitió que en 2018 pasó por largos períodos de depresión.
El nadador y ganador de 23 medallas de oro en Juegos Olímpicos, Michael Phelps, reconoció que tuvo una fuerte depresión después de cada uno de los Juegos en los que participó, incluso en 2012 pasó varios días encerrado en una habitación, siendo este el cuadro depresivo más grave que presentó.
El futbolista Andrés Iniesta presentó una depresión cuando tenía 25 años luego de ganar su segunda Liga de Campeones con el Barcelona. Iniesta acudió con una psicóloga para poder superar esta etapa.
Paul Gascoigne, exfutbolista inglés, tiene 54 años pero desde hace mucho tiempo sufre de cuadros depresivos que se agravan debido a su adicción al alcohol.
El portero alemán, Robert Enke, se suicido en 2009 lanzándose a las vías del tren, después de que sufriera depresión por temor al fracaso luego de su paso por el Barcelona y el Fenerbahçe. Su enfermedad se agravó con la muerte de su hija de dos años en 2006.
El jugador de rugby francés, Chistophe Dominici, se lanzó al vacío en 2020, luego de publicar un libro en el que habló de su depresión.
Andreas Biermann, exjugador del St. Pauli, fue diagnosticado como depresivo crónico y también terminó con su vida.