Mark David Chapman alcanzó el reconocimiento internacional el 8 diciembre de 1980 luego de que se convirtiera en el asesino de John Lennon, uno de sus ídolos. Sin embargo, el exbeatle no era la única celebridad en su lista de posibles víctimas.

Su llegada a Nueva York el 6 de diciembre, dos días antes de dispararle a Lennon, no había sido la primera vez en el año en el que pisa Manhattan, pues en otoño aprovechó que los dos candidatos presidenciales llegarían a la ciudad en medio de la campaña presidencial.

De acuerdo con ‘Infobae’, el interés de Chapman no estaba en el debate o en sus votos, sino en asesinar a James Carter o Ronald Reagan, no le importaba cuál de los dos fuera. Asimismo, en diversas entrevistas Mark dio a conocer la lista de sus posibles víctimas entre las cuales se encuentran Elizabeth Taylor, Paul McCartney, Todd Rundgren y Richard Burton.

Otro de sus objetivos era David Bowie, quien el 9 de diciembre estrenaba ‘El Hombre Elefante’ en Broadway, por lo que se dijo que Chapman compró una entrada en la fila tres. Tiempo después Bowie señaló que en la fila tres había tres asientos vacíos los cuales pertenecían a John, su esposa Yoko Ono y a Mark David.

Mark David Chapman mencionó que le molestaba la fortuna de Lennon tras asesinarlo, pues estaba convencido de que su ídolo era un fraude. Asimismo, en otro momento mencionó que se sintió herido religiosamente luego de que se hiciera la declaración de que los Beatles eran más famosos que Jesús.

Finalmente, en una de sus últimas audiencias para conseguir salir libre mencionó que había asesinado al cantautor para ganar notoriedad y ser visto, buscando una gloria personal. Una década antes mencionó que a Lennon le tocó “por casualidad”. Sin embargo, con el paso del tiempo va cambiando su versión, por lo que se dice que esto es producto de una psiquis rota.

Hay gente que le echa la culpa a la novela ‘El Guardián entre el Centeno’ de J.D. Salinger, por lo que, en entrevista con Larry King, Chapman mencionó que no era culpa del libro, sino suya por adentrarse en él y no lograr salir.