Fotografías: Gustavo Azem.
Los nuevos rockeros mexicanos, como pienso llamar a mi generación esta vez, teníamos todas las esperanzas puestas en el regreso de Bengala que, dicho sea de paso, era más una presentación del nuevo disco que su regreso en sí, pues hace un año comenzaron a tocar sobre los escenarios de varios festivales.
En esas andábamos cuando salen los músicos chilangos al escenario y oh, sorpresa, nada salió como lo esperaba.
No quiero decir que la tocada haya estado mala completamente. De hecho tienen un ensamble muy bien ensayado y su ingeniero de sonido es realmente un crack, pues cada uno de los instrumentos fue apreciado como se supone. Incluso la voz Diego era perfectamente audible. Todo bien, en el show de luces. Todo excelente con el diseño de producción.; ¿entonces qué pasó?
El setlist obedeció una serie de factores que no alcanzo a entender del todo. Mientras en festivales podíamos ver todo en perfecta sincronía entre lo nuevo y lo viejo, esta vez apostaron por los clásicos, dejaron su nueva producción en segundo plano.
Su debut discográfico de 2006 fue del que sacaron más rolas para repartir durante su presentación en el Plaza Condesa. 'Planeador', 'Soñé', 'Carretera', 'Tírate', 'Mensaje', 'Abril Oneil', 'Miente' y 'Mal incurable' ocuparon cerca del 45% del show, el deleite de los viejos fanáticos.
El público, por su parte, se dedicó a grabar, tomar fotografías, selfies y chupar. Nunca jugaron un papel importante dentro de la tocada, no se involucraron lo suficiente. Cantaron los clásico, callaron lo demás y se fueron a casa sin hacer escándalo. Cosa diferente a las primeras tres o cuatro líneas de fanáticos donde todos peleaban por el mejor lugar y poco les importó estar todos apretados, empujándose unos con otros, casi matándose de asfixia.
Aunque muchas cosas pudieron mejorar, no podemos negar que Bengala es una de las mejores bandas de rock mexicano del nuevo siglo que persisten en la actualidad y ya habrá oportunidad de hacer conciertos más chidos.