Una sociedad que tiene un ojo en el pasado es sana, pero una que tiene los dos está ciega. Este septiembre estamos descubriendo cuáles son las raíces de nuestra identidad nacional en el arte a través del movimiento artístico de los años 80, el Neomexicanismo; el origen de los curadores, un mundo donde no había arte conceptual y donde Frida Kahlo era una pintora desconocida que se había casado con el gran Diego Rivera.
Pero los malentendidos surgieron cuando una serie de curadores extranjeros vinieron a apropiarse de la estética para consumo internacional; les parecía exotico, divertido y sobretodo vendible, tal y como sucede ahora en el diseño. Cuando se aburrieron crearon al arte conceptual de los años noventa, dando lugar a artistas sin propuesta como Gabriel Orozco, y 30 años después, aquí seguimos.
Urge un arte y una cultura mexicana que puedan patear el pesebre y darse cuenta de que no porque hayan venido un sin fin de curadores y artistas europeos a 'descubrirnos' les tengamos que rendir pleitesía eterna. Viva México, el que nosotros nos inventemos, no el que nos dicen debemos de creer de acuerdo a límites impuestos desde fuera.
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