A veces parece que se te derrumba el mundo en un día. Bastan 24 horas de mala suerte para tirarte todo el mes en cama. Es inexplicable, simplemente se acomodan los planetas y todo aquello que puede salir mal, sale mal. El destino lo decide. Tal vez alguna deidad está en tu contra. Lo hiciste enojar.
Pero somos tan afortunados que, al menos por una noche, tuvimos a The Cure muy cerquita de nosotros para recordarnos que los minutos avanzan rápido... no vale la pena dejarse vencer por unos cuantos infortunios; su rock n roll nos apapachó el corazón.
Robert Smith apareció en las tarimas del Foro Sol de la Ciudad de México como casi toda la vida se le ha visto: enfundado en ropa oscura, greñerío a tope, su guitarra en mano, desenfadado, bailarín, feliz, festivo.
Simon Gallup (bajista), Jason Cooper (bataco), O'Donnell (teclado) y Reeves Gabrels (guitarra) adoptaron la misma pose de su líder. Disfrutan México, se siente hasta la última butaca.
Canción tras canción esperamos por un mensaje de paz, por una especie de frase espiritual del ídolo Smith que provocara un corto circuito en nuestra mente, nuestra vida, pero no es ningún gurú, es un músico que disfruta tanto su chamba que ni tiempo tiene de charlar.
El rockstar británico no pronunció palabras a lo largo de dos horas con 40 minutos. Sólo pudieron emanar de sus cuerdas vocales las letras de himnos como 'Lovesong', 'Pictures of You', 'Desintegration', 'Burn', 'Just Like Heaven', entre muchos otros.
21 temas pasaron antes de ver a la banda salir del escenario, volver, agradecer y seguir en el desmadre. Abajo y en las gradas no hay mucho que hace. Tomar chela doble de 110.00 pesos y comer botana, jochos o alitas de 50.00, 60.00 y 80.00 varos es el ritual.
Aunque la verdadera experiencia no es la compradera, no es pararte en la sección general A o B, ni quedarte sentado en las gradas caras o baratas. Tampoco el bonito show de luces que traía The Cure.
Lo que realmente volvió aquello una noche increíble, fue la camaradería de los presentes. No importa si llegaste solo, seguro te fuiste acompañado, tal vez hiciste nuevos amigos, conseguiste varios números o cantaste a todo pulmón abrazado de algún desconocido. Ahí está lo chido, de eso se trata el arte.
El segundo bloque nos trajo buenas rolas para darnos golpes de alma. 'Friday I'm In Love' o 'Close To Me' son grandes ejemplos, pero el cuarteto nos abandonó de nuevo, sólo para volver más fuertes que nunca. 'Boys Don't Cry' nos anunciaba el final cercano y 'Killing An Arab' sentenció la velada.
¿Te compraste una playera? Yo también. ¿Fue la original? La mía no, la rifé afuera, donde la raza que se gana la vida con merch creada por ellos mismos te las deja en 150 varos. Luego unos jochos de 3 por 25.00 pesotes. Luego a mi cama, a soñar toda la vida con The Cure y a esperar su pronto regreso a Chilangolandia.